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miércoles, 19 de noviembre de 2008

Sistema electoral venezolano: vanguardia en transparencia

Caracas, 19 Nov. ABN (Yamila Blanco / Leandro Albani).– El sistema electoral venezolano que será utilizado en los próximos comicios regionales del 23 de noviembre es el más transparente y confiable a escala mundial.

Además de ser auditable y abierto en todas sus partes, de lo cual dan fe las organizaciones políticas que participan directamente en el proceso de auditorias, cuenta con una amplia campaña de divulgación en todo el territorio nacional.

La realización de ferias dentro de espacios populares, estaciones de metro y plazas principales, propicia una atmósfera de confianza por parte de la población, que participó de las actividades de forma masiva.

La coordinadora del Consejo Nacional Electoral venezolano (CNE) para la Gran Caracas, Rebeca Ramos, informó que todo el proceso y las partes que lo componen son auditadas por las organizaciones políticas que participan directamente y dan fe de su transparencia.

Las auditorías que se realizan al sistema automatizado de votación son 12: de cuadernos impresos, de software y datos de la máquina de votación, de producción de máquinas de votación, de infraestructura, del sistema de totalización, de boletas electrónicas, de datos y código fuente del Sistema de Autenticación del Votante (SAV), de producción del SAV, de pre-despacho de máquinas de votación, de cuadernos de votación complementarios, de cierre y posterior.

En todas estas etapas participan la totalidad de las agrupaciones políticas que presentan candidatos a los cargos en disputa.

Este sistema facilita también la obtención de los resultados, puesto que al cerrar los centros de votación se hace una transmisión efectiva y directa de los datos.

Elecciones en el imperio

Si analizamos los sistemas electorales de otros países. podemos vislumbrar que el venezolano se encuentra claramente en la vanguardia en transparencia, participación y confiabilidad.

En Estados Unidos el proceso se caracteriza por una complejidad que hasta ahora no fue cuestionada por ninguna de las últimas administraciones que gobernaron el país.

Las votaciones no son directas, sino que el sufragio de los ciudadanos por el partido político que eligieron se suma para lograr los votos electorales correspondientes a cada Estado.

En el país existen 538 votos electorales divididos entre los 50 estados y el Distrito de Columbia, según su población, más los senadores con que cuenta, más el número de representantes a la Cámara Baja.

La mayoría de los estados conceden todos sus votos electorales al candidato que ha ganado la votación popular.

Si dos candidatos presidenciales reciben la misma cantidad de votos electorales, la Cámara de Representantes decidirá quién se convierte en presidente y el Senado hará lo propio con el vicepresidente.

Aunque un candidato logre la mayoría necesaria de votos electorales (270), puede suceder que bajo este sistema no cuente con la mayor cantidad de votos directos o populares.

Esta situación se repitió tres veces y la más reciente fue en 2000, cuando la cerrada elección del estado de La Florida forzó un recuento de votos y la intervención de la Corte Suprema que falló a favor del candidato del Partido Republicano, George W. Bush.

El actual mandatario obtuvo 271 votos electorales, a pesar de que el candidato del Partido Demócrata y ex vicepresidente en el gobierno de Bill Clinton, Al Gore, ganó la votación popular por 500.000 votos.

Esta situación se repitió en las elecciones de 1876 y 1888.

El periodista Jean Guy Allard calificó el sistema electoral estadounidense como uno de los “más complejos, incomprensibles e incongruentes del planeta”.

En su artículo titulado “Veinticinco verdades sobre las elecciones en el país que tanto predica la `democracia`", el comunicador candiense enumeró algunas fallas que se producen en Estados Unidos a la hora de las votaciones.

Entre esas irregularidades se encuentra que un ciudadano norteamericano debe empadronarse por sus propios medios, realizando trámites que varían según su lugar de residencia, a veces por intermedio de activistas de algún partido, cuando en la mayoría de las naciones, como sucede en Venezuela, el Estado asume esta responsabilidad.

Como caso difícil de encontrar en otras latitudes, cada estado o municipio estadounidense determina el método de votación: papel con lápiz, cartón con bolígrafo, tarjeta perforada, “aunque cada vez más se favorece el voto computarizado, manejado por empresas dominadas por intereses republicanos”, destacó Allard.

La curiosidad que despierta el voto por correo, también lleva a la preocupación por ese método: En 2002, en el condado Broward de Miami, se determinó que 104.000 votos fueron omitidos por las máquinas y hasta 55.000 boletas perdidas en el correo.

En las elecciones de la Florida, en 2000, fue contratada la empresa Database, para que “depurara” las listas electorales: decenas de miles de electores empadronados en ese estado fueron eliminados de los padrones.

“Respetables ciudadanos no pudieron sufragar porque sus apellidos eran fonética o gráficamente parecidos a los de personas con antecedentes de delitos mayores”, explicó Allard.

Sistemas vecinos

Constatando otros sistemas electorales cercanos al venezolano, encontramos que en Costa Rica pasaron más de tres semanas para conocer el nombre del presidente que había sido elegido en 2006, ya que por el estrecho margen de diferencia entre los dos primeros candidatos, se necesitó hacer un recuento manual en el que se efectuó el escrutinio revisando un promedio de 451 mesas por día.

En los últimos comicios presidenciales en Perú, el candidato Ollanta Humala alcanzó el primer lugar, pero no la suficiente cantidad de votos para proclamarse automáticamente, por lo que se convocó una segunda vuelta, pero el conteo manual por el segundo puesto no definió de forma rápida entre Lourdes Flores y Alan García, quien finalmente se proclamaría presidente.

En cambio, este 23 de noviembre, los 17 millones de ciudadanos y ciudadanas venezolanos que están convocados a acudir a las urnas para elegir a 22 gobernadores de estados, 327 alcaldes y una multitud de legisladores y consejeros, lo harán con confianza y sabrán que el resultado será el que la mayoría haya decidido.


Tomado de ABN

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